Annie Welles.



Anoche nada sucedía ni para un lado, ni para el otro. Estaba mareada. Por supuesto que no estuve soñando con situaciones en el samba. Es solo que mi mente estaba entre dos límites que no permitían relajación. Me mantenía tensa. Como parada sobre una madera, con cada uno de mis pies a sus extremos, en un cable o un borde o un lo que sea. Descansar la mirada sobre un punto cualquiera con total despreocupación me resultaba imposible. Concebir un poco de tranquilidad por mi propio bien, estaba lejos de mis brazos. Durante algunos momentos intentaba descansarme en la música que sobre vibraba por todos lados, pero de pronto mi cuerpo daba un brusco movimiento de distracción, y la concentración y el razonamiento se volvían a depositar en mis malditas piernas. Mientras mas me exigía no tambalear, mis manos se movían sin parar. Por momentos la rabia de mi espíritu susurraba consejos oscuros. Pero yo sabia que no podía dejarme caer con tanta derrota sobre mis hombros. Igualmente, la valentía se veía frustrada por la tristeza que dibujaban mis ojos, profundos e inciertos. Nada se encontraba bien para mí. Como si fuera poco, algunos que me rodeaban observaban mi ausencia y especulaban mentalmente sobre la veracidad de mi esencia. Algunos reían. Otros aprovechaban para desplegar su intoxicado ego sobre la acera. Esto, hacia que mi lucha fuere aun más frívola y debil al mismo tiempo. Aunque de todos modos, nunca me atreveré a subestimar ese momento. De verdad que me sentí mal. Sofocadamente mal.
No recuerdo bien como termino todo. Hoy amanecí en mi casa, y hasta utilice la ducha. Di retoques a mi cerquillo y corregí mi maquillaje. Fume algunos cigarrillos junto a la brisa de la mañana, y con la mejilla por la ventana pensé en escribir una canción, no se, algo para practicar mis técnicas en el piano. Por ahora, aquí estaré. Quizá sea este sol lo que ahora necesito…

(Horas más tarde, Annie salio de su apartamento con una pollera roja, el cerquillo sobre los ojos y un bolso con libros. Los más atrevidos aseguran que lo que escuchaba en sus auriculares era “Rock and Roll”. Pero los mas invasores, afirmaban haber leído "Jazz" sobre la pantalla de su discman. En realidad, solo eran hermosas canciones.)

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