Out put



    
    Hace no mucho tiempo hablando con un amigo llegamos a la conclusión de que para mi bien como ser terrestre (WTF!) debería ponerme mas en acción, subirme al mundo, salir del oscuro pozo de los pensamientos negativos. Y fue un poco en función de ese plan que después de mucho tiempo encerrado en mí mismo, el pasado sábado fuimos a un bolichón estándar en el centro de la ciudad; las zapatillas lamentables de siempre, remerita con mensaje ideológico (con todo no se puede), algo de dinero y a la calle. estaba preparado para lo que fuera, extrañamente no estaba preocupado por tener que reírme de comentarios sin sentido, no me importaba obligar un gesto amable frente a conocidos que no me interesan, por lo tanto la idea era que todo se desarrollara en son de paz. Y lo curioso, querido lector, es que así fue.
    Ya avanzada la noche, mis dos amigos y yo atravesamos el boliche como cien veces, como vemos que lo hacen, esquivando patéticos perreos, vómitos con alas, gordas desenfrenadas y viejos calientes al asecho de pendejas acaloradas; todo muy normal, hasta que tantee mi bolsillo y encontré el ticket para consumir que venía con la entrada. Fue ahí cuando me dispuse a ir por el décimo whisky de la noche. El comienzo del fin.
Mirando hacia el techo (¿como queriendo escapar?) y pensando en nada me puse a la espera de mi whisky, mientras me ventilaba con las manos por la alta temperatura de allí dentro. De repente y casi a la velocidad de la luz, una señorita muy producida para la ocasión se puso totalmente delante de mí, me tapó, me hizo una cortina humana que me separaba a de la barra. ella muy entendida y con el ticket en la mano, se dispuso a esperar su turno ignorando mi presencia y pisoteando mis derecho que estaban ya por el piso (y me disculpo por lo exagerado de la descripción, pero es que a esa hora y bajo ese contexto, con Wisin & Yandel sonando al punto de la saturación, todo parece mas grandilocuente). "Calma muchachito", me dije en silencio intentando no ser tan egocéntrico con mis ideas y buscando la manera de no caer en la de siempre; gritar mis principios a costa de lo que sea. Por lo tanto, luego de peinar mi cabellera con la propia transpiración, me dirigí hacia la señorita ocupa y le dije: "Disculpas, serías tan amable de cambiarme este papelito por un whisky con hielo, por favor". Mis ojos estaban despejados, supongo que mi rostro no lucía tan deformado al pronunciar aquellas palabras. Tampoco estaba tan drogado como para expresarme de forma zigzagueante, por lo hasta me sentí orgulloso de caretear tanto la situación, en busca de mi nuevo yo. Pero ella respondió: "¿No podes cambiártelo por tus propios medios?"; al decir aquello la joven me clavó los ojos en la frente. No reparé demasiado en el desorden facial que tenia la chica, solo lo suficiente como para decir que asustaba, pero eso no me importaba; lo que mas importante de ese instante, fue que olvide por completo los escrúpulos aunque sin perder el tacto para el dialogo controlado. "Solo te preguntaba por que yo estaba primero, como tú te me adelantaste, te lo pido a ti". Si bien mi cara sostenía la cordura, quienes me conocen podrían haber percibido en mi mirada un toque de ironía, sarcasmo y burla: lo admito.
La muchacha, la antihéroe del bolichón reggaetonero, mientras miraba a su amiga como diciéndole "mira com garco a este pendejo", me respondió: "¿Nunca te dijeron que las damas van primero?". Y es aquí donde (al menos unas líneas mas) me quiero detener.Por supuesto, muñeca, que me enseñaron que las damas van primero. Eso ya lo dejo claro. El tema es el contexto. El tema es la situación. ¡Quería simplemente un fucking whisky y hasta me hice un lugar para ello entre la multitud, y esperé, y transpiré, y frené mis animales impulsos naturales para conseguirlo! ¿Qué me venís con un "las damas primero" en el ojo de un aglomerado de gente que se entrechoca, se huele, se toca y perrea? Si por pensar esto debo sentirme un ser abiótico en el mundo, debo confesar que aveces me siento peor que eso, y sin embargo sigo respirando. Pero vallamos hora a mi espontánea y sutil respuesta: "me enseñaron, sí, que las damas van primero, me lo enseño mi padre, y a el se lo enseño mi abuelo, quien trabajaba todo el día mientras mi abuela se encargaba de educar a los niños y mantener la casa. ¿No has escuchado hablar sobre la igualdad de género? ¿No eres una más en la búsqueda de la igualdad entre el hombre y la mujer?". Pronunciada esta última palabra y viendo la cara perpleja de la muchacha, terminé agregando: "Sea lo que sea, esta es la parte en la que uno termina cediendo. Adelante..."
    No tengo idea que habrá hecho la muchacha, realmente mi único anhelo era dar con el maldito whisky  para irme con los pibes. la cosa es que encontré otro lugar en la barra, bastante apartado y alejado de quienes atienden: pero conseguí mi whisky desde allí. Mientras me metía en la masa observé como la chica de la disputa seguía esperando por su bebida. "Extraña noche la de hoy", pensé".
    Lo bueno es que al menos salí de mi guarida por un largo rato acompañado de buenas personas. Amigos de siempre. Fue un fin de semana de los que quiero más , por que me di cuenta que la acción también existe por fuera de mi caparazón. Debo confesar que lo estaba olvidando.
Esta historia terminó el domingo. Jugaban en el Centenario el gran Club Nacional de Fútbol contra Danubio Fútbol Club, el cuadro de Jardines del Hipódromo. Fui a la cancha totalmente solo, y me ubique en la parte alta de la tribuna Colombes. Ya con la mirada rojiza y un cigarrillo entre los labios, me quede con los ojos cerrados durante algunos minutos, sintiendo la brisa y escuchando las telas de las banderas, minutos antes de que comenzara el partido. La Banda del Parque estaba de fiesta bajo un hermoso sol de primavera. El placer penetraba por los poros hasta encaminarse por las venas. La gente estaba feliz, así que me sumé al sentimiento reinante. No había motivos para sentirse mal. Aquella multitud estaba a pleno, nadie recordaba sus problemas, no podía mejorar esa sublime situación. Hasta que nos fuimos del estadio ganando dos a uno, con dos jugadores de menos y un motivo para sonreír durante toda la semana...

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