Nauseabundo verano en casa




Hay un medigo que vive hace unos días en la puerta del edificio en el que vivo, duerme en un colchón de espuma amarilla y todo lo hace desde allí. Bebe, come, duerme, agoniza. Todo lo hace frente a la puerta de mi edificio, en el que esta mi apartamento justo en lo mas alto del mismo. Debo admitir que en algunos cuelgues eh salido a observarlo desde el balcón mientras me hago preguntas con a mente perdida. Pero no es simpático llegar de una agotadora tarde de trabajo, y recibir de lleno esos aromas fermentados sobre el pavimento caliente, lo rancio de la ropa, el olor a orina concentrada en el colchón de mala muerte. Hasta que hoy, cuando doble la esquina lo vi parado frente a la puerta, tanteando los timbres, como anulado, totalmente ido, lamentablemente parado sobre sus pies descansos; en el momento en que lo enfrente para entrar a mi casa, comenzó el intercambio de palabras que fue tan decadentemente gracioso:

- Con su permiso maestro, que tengo que entrar a mi casa – le dije como a las apuradas, como parte del trámite para entrar de una vez.
- ¿Te puedo pedir un favor? – me dijo de sopetón como para ir al grano. Yo me crucé de brazos, y dejando atrás mi cansancio y saturación por la oficina le dije que sí, que lo escuchaba.  
- Joven tengo hambre, tengo sed, el agua que tengo esta muy caliente y no como nada desde... ya no me acuerdo. Por favor, quiero comida. No tomo agua desde hace... ya no recuerdo. Y también me gustaría comer algo. Tengo tanta sed.
- Bien señor – le respondí sintiéndome el dueño de todas las verdades, de las soluciones al universo, como si tener algo para comer y agua fría me convertía en el hombre del siglo. – Espere desde su colchón que yo en quince minutos bajo con lo que me pide.
- Bueno, claro, lo espero, yo estoy acá, yo me estoy quedando por acá y... – el mendigo se quedo hablando solo mientras yo subía para mi guarida.

            En la heladera tenia algo de pastas y se las recalenté con algo de salsa, salsa nueva y en su máximo esplendor. Llené una bandeja con los fideos y después de llenar una botella de agua fría, baje con la viandita.

- Sírvase señor, en este momento tenía para darle, puede que mañana no sea así, usted sabrá comprender...  – el linyera intentaba acomodarse en el colchón como no entendiendo nada, como si la información le llegara tardísimo a al cerebro para el proceso de razonamiento.
- ¡Pero joven! ¡Dios lo bendiga y lo reproduzca! – me respondió con una mueca indefinida en el rostro, siempre con la mirada ida y los pensamientos mas allá de la razón.

            Por un rato me sentí bien, no desbordado ni nada parecido, pero sentí esa pequeña acción como algo fuera de lo normal en mi rutina de perdedor. Recuerdo que después de sus últimas palabras le dije buen provecho y volví para el apartamento.
            A las horas baje para irme al centro de la ciudad, y encontré el colchón vacío con una enorme plasta de materia fecal a uno de sus costados. Retuve la respiración hasta haber caminado más de media cuadra, siempre hago eso cuando no quiero sentir un olor desagradable. Pero no  pude creer que el muy hijo de su puta madre haya defecado en la puerta de mi casa, a las pocas horas de mi buena acción, y encima (casi de forma irónica) sobre la bandejita en la que había llevado la comida.

- Si la última frase que dijo el linyera se hace realidad – pensé - el mundo se va a llenar de pelotudos. Dios os bendiga.

3 comentarios:

Natolin Power | 22/1/11 22:17

17 de diciembre 2010 pasaste por mi blog..bueno recien vengo a leer tu comentario, bastante abandonado tengo el blog. La verdad que tenes mucha razon con mi tic repetitivo del " osea " entre mis metas del 2011 estaba el dejar de decir tanto " salado " creo que le voy a sumar el " osea " en cuanto a la escritura.
Mi edificio esta comandado por un escuadrón de viejas, yo creo que son capaces de tener el mismo buen gesto pero con cianuro en la comida, cosa de eliminar al mendigo por el bien de la imagen del edificio.

Saludos

Natolin Power

PD: 30 min para recordar la contraseña...y nunca lo logré...la cambie...Pufff

Unknown | 24/3/11 06:32

Esta bueno Seba,a veces no hay que esperar nada del prójimo,me quedo con tu acción que es lo que cuenta..Ah!como siempre muy ilustrativa tu manera de escribir.Saludos,espero más historias...

j.sebastian | 28/3/11 15:20

Javi, que un ilustrador me digas que es muy ilustrativa me deja sumamente feliz, y si es verdad, siempre voy describiendo imágenes cuando escribo cosas, me estimulan mucho las imágenes, las posibles fotos de una posible situación y mas tratándose de un absurdo o algo grotesco. Gracias por pasar Javi un abrazo!

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