Tiro



Tiro mis días desde la incomodidad del hogar, paciente, como debe de malgastarse el tiempo, con la cabeza mal apoyada contra una silla, de la que ya estoy arto y aburrido. Tiro mis días con la espalda pegada a las baldosas, sintiendo el frío, mientras comienza con apuros “Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Move Your Chair” de los Artic Monkeys al mismo tiempo que giro la cara y pienso “que sonido están arrancando estos botijas de sus guitarras” para luego volver a descansar el ojo en un rincón del techo.
Tiro mis días y aplasto sus colillas contra el cenicero de vidrio azul, quemado en su base, el que tengo siempre a la distancia perfecta del brazo estirado, sobre el piso, haciéndome compañía mientras tiro mis días, ¡BANG BANG!, directo al pecho de mi alma.
Tiro a tiro, tiro mis días. Tiro mis días rezongando con el sol, la mañana, el golpe del día cuando todavía es temprano y el reloj esta en cero; veo pasar a las personas mientras con la punta de mis dedos y un cigarrillo colgando a medias de mi boca, tiro mis días como cartas, desparramadas por el piso que siempre me encuentra, bajo la mesa y la escalera, sobre los discos, tapando los libros en un rincón, entre portarretratos y botellas.
Tiro mis días para escucharlos girar con el sonido del agua en la porcelana blanca, lisa, limpia como las venas, como los hospitales, y mientras dan vueltas y vueltas solo me atrevo a observar, memorizo cada estúpido día para inmediatamente olvidarlo, dejarlo ir por el agujero roto de la memoria.
Tiro mis días y continúo leyendo, y no es por azar que los tiro para arriba sabiendo que luego me terminan cayendo encima, verlos caer de reojo mientras me pierdo en “El País de las Últimas Cosas” de P.Auster, en sus descripciones exactas de cómo el mundo se resquebrajará en porciones toscas y absurdas, hasta dejarnos encerrados en una isla, en la que comienzan a caerse las paredes que protegen a nuestra cordura; tiro mis días y los veo rebotar por los costados pero sonrío, sin apartar mi mirada de las páginas.
Tiro mis días y me busco en otros lugares, nuevos mundos misteriosos de los que esconden perlas dignas de traer a la superficie, ya que por ahí se mueve este asunto: mientras tiro mis días nunca suelto del cráneo la esperanza de prescindir de todo lo supuestamente necesario, tiro mis días para luego salir a buscarlos, sobrevolando la ciudad por la noche como un ave extravagante de enormes alas, con la intención de vengarse hasta del menos doloroso de sus peores momentos, devorarlos, sin la carga de un millón de días de miseria y desamor.
Tiro mis días por que se quien soy, tiro mis días pero se donde encontrarlos: todos y cada uno tiene su perla escondida, aunque algunos buenos vendedores intenten demostrarnos que no tiene valor.
Tiro mis días aún en paralelo al  suelo, en esta oportunidad con la cabeza debajo de los parlantes que cuelgan de la pared, un pie sobre el sillón, y un porro bastante grande bien apretado entre los labios, aunque cambié el desnudo por una camisa y ahora leo a J.D. Salinger, la barba ya no existe y en los ojos llevo un dejo de felicidad; si bien todavía siento que no es el momento, tiro mis días aunque a menor velocidad y los ubico sobre una pila ordenada que ahora estoy controlando, para que cuando vengan a buscarme no me tomen por sorpresa y sepan, que desde la primera calada onda los estoy esperando.
Tiro mis días, ¡BANG BANG!, pero iré por todos ellos.

7 comentarios:

Unknown | 20/9/11 05:12

Es muy cierto Seba...los días pasan volando.Lo bueno es quedarnos con un poquito de lo que estos nos dejan.Saludos,buen texto!!

j.sebastian | 20/9/11 09:44

gracias Javi.como bien decis un poco consiste en rescatar la perla que hay en cada cosa para no tener que volver o generar recuerdos de odio y resentimiento. todo queda en el bocho. pero la mirada se clava fija en el horizonte sin tanta ansiedad siendo consiente de que en el horizonte nunca se está, y tampoco vale la pena especular de antemano sobre lo que hay del otro lado. el equilibrio es como bailar sobre una fina lamina de vidrio con zapatos de hormigón, la armonía de los movimientos se torna vital. abrazo amigo.

Augusto Prensio | 20/9/11 09:47

seba hermano esta muy bueno che, me entro abundante, me movió el estomago y la cabeza. eso esta genial, que te mueva, sentir como cada palabra era distinta y cada una de ellas me rompía algo dentro
salud
tito

j.sebastian | 21/9/11 06:27

muchas gracias Tito, espero vernos pronto para bajar unos cuantos litros de ese néctar amarillo que mas de una vez nos encontró zigzagueando por Avda Brasil. un abrazo grande hermano, y arriba el vaso por tomandrogan!

Pablo | 23/9/11 21:57

yo, con su permiso, me voy a sumar muchachos, porque me gustó lo que escribiste seba, mucho, y porque se me viene todo la nostalgia mezclada con el porro y la cerveza y porque una vez fuimos muy jóvenes y el mundo ya era viejo

j.sebastian | 26/9/11 08:34

adelante Pablito, muchas gracias por tus palabras y me alegro de que estas cosas nos mantengan cerca, Factotum fue creado bajo la consigna de ser un "bar digital de achique sentimental" y acá nos encuentra ahora, acodados en el cielo respirando nubes. nos vemos pronto brother un abrazo.

Quien Pereira | 15/2/12 12:16

Sebita! Hacia rato que no pasaba por el bar, me gustan los cambios. Genial el ultimo texto, me dan ganas de ponerme al dia y ver todo lo que me perdi. Abrazo vieja!

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